Antecedentes históricos
La atención psiquiátrica a finales del siglo XIX
El Real Decreto de 1885 refleja la concepción que la sociedad de la época tiene del enfermo mental como una especie de ser extraño y temible, poseído o endemoniado, de cuya presencia hay que proteger al cuerpo social por medio de la reclusión El ingreso manicomial constituye en aquel tiempo la atribución por parte de la sociedad de la condición de loco a un individuo. Por ello, se establecen importantes trabas legales para evitar ingresos improcedentes, aunque una vez producido éste, las expectativas de salida de los manicomios eran casi nulas.
El Real Decreto de 1885 refleja la concepción que la sociedad de la época tiene del enfermo mental como una especie de ser extraño y temible, poseído o endemoniado, de cuya presencia hay que proteger al cuerpo social por medio de la reclusión. El ingreso manicomial constituye en aquel tiempo la atribución por parte de la sociedad de la condición de loco a un individuo. Por ello, se establecen importantes trabas legales para evitar ingresos improcedentes, aunque una vez producido éste, las expectativas de salida de los manicomios eran casi nulas.
La Tercera Guerra Carlista
Benito Menni Figini (Milan 1841- Dinan 1914), Hermano de San Juan de Dios, es enviado a España para restaurar la Orden de San Juan de Dios. Llega a Barcelona en 1867 donde viendo la situación de precariedad en la que vivían muchos niños (enfermos y abandonados) funda un hogar para acogerlos. Será el primer centro de San Benito Menni.
Benito Menni llegó al País Vasco por primera vez a causa de la Guerra Carlista (1872-1876). En compañía de otros cinco hermanos de San Juan de Dios se incorporó a los servicios de Sanidad del bando carlista, como enfermero de la neutral Cruz Roja, ejerciendo su labor como camilleros en el frente y en los hospitales de primeros auxilios.
El Hospital de Eskoriatza
Entre los años 1872 y 1876 tiene lugar la Tercera Guerra Carlista. Las batallas más sangrientas de dicha contienda sucederán en tierras de Euskadi y Navarra. Benito Menni junto a algunos hermanos no duda en ofrecerse para llevar la asistencia sanitaria a los heridos de guerra de los dos bandos. Así en 1873 solicita la incorporación como voluntario de la recién creada Cruz Roja. Asumiendo los valores de la Cruz Roja Benito Menni estará presente prestando asistencia en las ambulancias y en los hospitales de sangre. Destacan los combates de Portugalete, Abarzuza, Lácar, Iruinberri-Lumbier y en la cuenca de Iruña-Pamplona. En estos campos de batalla, Benito Menni junto a otros hacían de camilleros, ayudaban a los cirujanos y trasladaban a los heridos a los diferentes hospitales. Dichos hospitales estaban en Santurce, Iratxe, Otxandio y Gesalibar. El de Gesalibar, en aquel entonces todavía balneario durante la guerra fue utilizado como hospital de sangre.
Es entonces cuando Benito Menni conoce el Alto Deba y especialmente Arrasate y Eskoriatza. Terminada la guerra, busca un establecimiento para acoger a los que más sufrían en nuestro valle en aquellos años: las personas con enfermedad mental, que muchas veces terminaban sus días en cárceles completamente aisladas y sin recibir ningún tipo de asistencia. Junto a ellas habría otras dos secciones más, para heridos de guerra y niños que a consecuencia de la guerra habían quedado solos. Decide abrirlo en Eskoriatza en el que había sido el Hospital del Santo Rosario, hoy Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de Mondragón Unibertsitatea. Será el primer centro psiquiátrico de Benito Menni y fue inaugurado el 28 de noviembre 1875.
El primer paciente que fue acogido fue Don Anselmo Alay, vecino de Eskoriatza. Por razones políticas el hospital cierra sus puertas el 30 de mayo 1876, siendo este el primer paso que dio Benito Menni por las personas con enfermedad mental. En 1881, viendo la situación de las mujeres con enfermedad mental funda la congregación de Hermanas Hospitalarias para acoger a dichas mujeres. Benito Menni no se olvida de este valle y vuelve en 1898 para fundar los actuales hospitales de Gesalibar para llevar la asistencia a los hombres y mujeres con enfermedad mental, comprando el antiguo balneario de Gesalibar, caído en desgracia tras el asesinato del Presidente del gobierno Cánovas del Castillo. Aquel primer hospital de sangre y balneario de Gesalibar que hoy son los Hospitales de Hnos. de San Juan de Dios y el Hospital Aita Menni de Hermanas Hospitalarias.
Durante la guerra carlista, los enfermos mentales tenían grandes dificultades para llegar a los manicomios de Valladolid o Zaragoza, lo que provocaba que en muchos casos terminasen en las cárceles. Ante esta situación surgió en Benito Menni el deseo de crear un establecimiento hospitalario en Eskoriatza:
“… y a fin de acudir a necesidades muy urgentes, hemos pensado abrir una casa hospital por cuenta nuestra y admitir en ella tres secciones:
1ª Una de dementes, que actualmente están en varios pueblos, detenidos en las cárceles, sin que se atienda su curación por falta de asilo apropiado.
2ª Para los inválidos de guerra.
3ª Para los niños varones que por las consecuencias de la guerra o por otras desgracias hayan quedado desamparados, o que sus padres no puedan proporcionarles cuanto convenga a su formación intelectual, moral y física…”
Benito Menni encontró una acogida favorable a su proyecto en las Diputaciones de Gipuzkoa y Araba que concertaron las estancias de los pacientes a su cargo al precio de una peseta diaria.
El hospital de Eskoriatza se abrió el 23 de noviembre de 1875. Cinco meses más tarde, el 13 de marzo de 1876, la guerra finalizaba y los cambios que se produjeron en las fuerzas políticas de las instituciones públicas provocaron su cierre ese mismo año.
El balneario de Santa Águeda
Según un folleto editado en 1890 por el establecimiento balneario de Santa Águeda, las aguas medicinales de este lugar presentaban efectos beneficiosos sobre el aparato respiratorio, circulatorio, digestivo, etc. Asimismo, poseían propiedades sedantes del sistema nervioso central en un primer período, para luego desarrollar acciones excitantes de los nervios vasomotores y finalmente alterantes de los sistemas nervioso y sanguíneo. Con el fin de proporcionar un servicio adecuado a quienes quisieran beneficiarse de las cualidades de estas aguas, el balneario contaba con unas magníficas instalaciones hosteleras que contribuyeron a que el establecimiento adquiriera renombre entre las capas más altas de la sociedad.
Durante la tercera guerra carlista, el balneario se habilitó como hospital de sangre al que se retiraron los heridos atendidos en el hospital de Gomilaz durante la campaña de Dorregaray en el invierno de 1875. De este modo se produjo la primera visita de Benito Menni a Santa Águeda.
El asesinato de Cánovas del Castillo
Entre los distinguidos clientes que habitualmente se daban cita en los veranos del balneario de Santa Águeda se encontraba el entonces Presidente del Gobierno, Cánovas del Castillo. El 8 de agosto de 1897, Cánovas del Castillo fue asesinado por el anarquista italiano Angiolillo, cuando se encontraba a la espera de reunirse con su esposa para dirigirse a comer. Este suceso provocó que la selecta y aristocrática concurrencia de bañistas, que buscaba cada verano en el apacible valle de Gesalibar la reparación de energías y los saludables efectos de sus aguas sulfurosas, huyera espantada quedando el balneario vacío y en silencio.
La compra del balneario por parte de Benito Menni
La familia Mendía, propietaria del balneario, consciente de la decadencia de su negocio tras el asesinato de Cánovas del Castillo, puso a la venta todas sus instalaciones.
Benito Menni, que entre tanto había ido fundando hospitales psiquiátricos por distintos puntos de la geografía española y que había fundado incluso la Congregación de las Hermanas Hospitalarias del Sagrado Corazón de Jesús, vio la oportunidad de llevar adelante el proyecto que años atrás hubo de abandonar en Eskoriatza.
De esta manera, el 1 de marzo de 1898, ante el notario de Mondragón, D. Mario Aguinaga Barona, se firmó la escritura de compraventa de los edificios y terrenos que componían el balneario de Santa Águeda, compareciendo de un lado los propietarios, D. Ramón, Dña. Sabina y D. Carlos Mendía y de otra, el padre Benito Menni, como gerente de las sociedades anónimas ‘El Iris’ y ‘La Rosa’, representativas, respectivamente, de los intereses de la Orden de los Hermanos de San Juan de Dios y de la Congregación de las Hermanas Hospitalarias del Sagrado Corazón de Jesús.
Tras la adquisición de las instalaciones, el 1 de abril de 1898, la Sagrada Congregación de Obispos y Regulares aprobó la fundación de la nueva institución sanitaria. Por su parte, el 20 de abril de 1898, el Gobernador Civil de Gipuzkoa aprobó las bases fundacionales para la estancia de personas con enfermedad mental de la provincia en el centro. Simultáneamente se desarrollaron las obras de acondicionamiento necesarias para la adaptación del establecimiento a su nuevo uso hasta que finalmente, el 1 de junio de 1898, se inauguró la Casa de Salud de Santa Águeda. Cuando tan sólo habían transcurrido diez meses desde el magnicidio de Cánovas del Castillo, el balneario se había transformado en hospital psiquiátrico.