¿A quién no le viene bien respirar el aire fresco, recibir la luz del sol y hacer un poco de ejercicio físico? Si además se disfruta de este tiempo en compañía, en un ambiente distendido y, de paso, se realiza un trabajo útil en el que se recogen sabrosos resultados, el bienestar está asegurado. Y es indudable que se habrán conseguido numerosos objetivos terapéuticos.
En el ámbito de la salud, cultivar un huerto o un jardín como terapia es habitual en países como el Reino Unido, Irlanda, Alemania, Suecia, Canadá o Estados Unidos, donde tiene una larga y arraigada tradición, así como un amplio reconocimiento. Por esta razón, el Hospital Aita Menni ha adaptado parte de su terreno en Arrasate para instalar un invernadero. Dentro del mismo y en los huertos aledaños, los pacientes van a cultivar hortalizas y verduras, y también plantas culinarias y aromáticas.
Entre las especies vegetales que, en los próximos meses, cultivaran los pacientes de Aita Menni encontraremos habas, guisantes, cebolletas, ajos, puerros, berzas, coliflor, brócoli, escarola, acelgas, lechugas, remolacha roja, zanahorias, rabanitos, escarolas y patatas tempranas. Las plantas aromáticas se ubicarán en la entrada salida del invernadero, para espantar a los insectos con su olor.
Procurar el bienestar
El logro de nuevas habilidades, la mejora del vocabulario y la comunicación, el despertar de la curiosidad, el aumento de la capacidad de observación, la paulatina capacitación para el trabajo en la huerta o el jardín y la estimulación sensorial completa son algunos de los beneficios, a nivel cognitivo, que ofrece la horticultura a los pacientes. Pero también hay mucho otros:
– A nivel social: mejora de la interacción dentro de los grupos y con los miembros de fuera del grupo; y una mayor consideración de la personas en sí y de los demás.
– A nivel emocional: disminuye la ansiedad y el estrés, así como los comportamientos conflictivos; desarrolla la autoestima, proporciona satisfacción y mejora en el manejo de la frustración y de la ira. También ayuda a desarrollar la paciencia y el sentido de la responsabilidad, incremento de la sensación de bienestar a la par que promueve el interés individual y la creatividad.
– A nivel físico: ocuparse del huerto ayuda en el desarrollo y la mejora de habilidades motoras finas y gruesas, y en la coordinación ojo-mano mientras contribuye al mantenimiento de los objetivos de actividad física. El aumento de la actividad al aire libre y el ejercicio; adquisición de hábitos alimenticios saludables y reducción de la obesidad, etc.