Anesvad premia los 30 años de sor “Inca” González como misionera en Liberia

Sor Encarnación González, Hermana Hospitalaria que pasó 30 años como misionera en el Centro de Salud Saint Benedict Menni de Monrovia (Liberia), ha sido merecedora del “Premio a toda una vida profesional” de la Fundación Anesvad, que reconoce la trayectoria de personas que han desarrollado en el África subsahariana labores solidarias, de cooperación y de promoción del derecho a la salud.
Sor Encarnación González recibe el premio de la Fundación Anesvad
Sor Encarnación González recibe el premio de la Fundación Anesvad a toda su vida profesional.

El centro de salud liberiano está hermanado con el Hospital Aita Menni y, además de prestar servicios de consultas externas y medicina general, desarrolla en colaboración con el centro guipuzcoano un programa de rehabilitación para mujeres con enfermedad mental. En ambas iniciativas ha tenido un papel crucial la hermana Encarnación —“Sister Inca”, por cómo la conocían en el país africano—.

El reconocimiento, uno de los tres que otorga Anesvad en el marco de la VIII Edición de sus premios HEALLTH a la solidaridad y la cooperación, le fue entregado en el transcurso de una gala que tuvo lugar ayer en el Museo Guggenheim de Bilbao. Allí, Inca estuvo acompañada por la superiora de Hermanas Hospitalarias Aita Menni, sor Isabel Martínez, por su director gerente, Mikel Tellaeche, y por más integrantes de nuestra familia hospitalaria en el País Vasco, además de por familiares de la religiosa venidos desde Burgos para acompañarla.

El acto contó con la presencia del alcalde de Bilbao, Juan María Aburto, de la consejera de Salud del Gobierno Vasco, Miren Gotzone Sagardui, de la consejera de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales, Nerea Melgosa, y del director de Cooperación del ejecutivo autónomo, Paul Etcheberry, entre otras personalidades.

Además de agradecer el reconocimiento, en su alocución tras recibir del premio, sor Inca recordó muy emocionada los momentos duros vividos en Liberia —guerras, ébola…— pero también el valor de la labor solidaria que se realiza allí, y en especial la que se lleva a cabo con mujeres con enfermedad mental a través de la iniciativa We Are Like You de Hermanas Hospitalarias.

Una vida dedicada a la misión hospitalaria en Liberia

Sor Inca ha dedicado casi toda su vida a ayudar y colaborar con la población de Liberia, desempeñando un papel crucial en la prestación de servicios de salud a la población del país, ubicado en la costa oeste de África.

Nacida en 1949, en 1967 fue destinada a Inglaterra, donde profesó los votos perpetuos como religiosa en 1974. Entre 1988 y 1992 estuvo destinada en Filipinas, y tras volver a Inglaterra, su misión en Liberia comenzó el 21 de septiembre de 1992.

La primera Comunidad de Hermanas Hospitalarias se instaló en Virginia en 1966 y estaba compuesta por cuatro Hermanas que se dedicaban a la atención de niños con poliomielitis. En 1989, las Hermanas decidieron trasladar su ubicación a Pipeline, un barrio en las afueras de Monrovia, a causa de la inseguridad en la zona de Virginia, el bajo número de población existente allí y la distancia existente a los hospitales donde se operaba a los niños.

Es en el año 1989 cuando se construye la nueva Clínica en Pipeline y donde se levanta también un pabellón para la rehabilitación de niños y niñas con problemas ortopédicos, muchos de ellos con secuelas de la poliomielitis.

La Clínica se convirtió pronto en el centro ambulatorio con maternidad de referencia para la comunidad de Pipeline hasta nuestros días.

El centro de rehabilitación recibía niños operados en varios hospitales y disponía de un taller de prótesis, mostrando así el nivel de especialización del centro como uno de los más avanzados de Liberia.

Sor Inca, en su discurso de agradecimiento

Inca llegó a Liberia un 21 de septiembre del 1992, en medio de la primera guerra civil de Liberia. Un mes después, las tropas rebeldes de Charles Taylor rodeaban Monrovia en su asalto final a la capital. Las hermanas se vieron obligadas a salir del centro con todos los niños y a refugiarse en el Hospital Católico San José de los Hermanos de San Juan de Dios.

Desde el Hospital, la hermana Inca recorrió en varias ocasiones los 15 kilómetros que la separaban del Centro de Salud para comprobar en qué situación se encontraba, hasta que vio cómo era ocupado y saqueado por los soldados.

Ante el recrudecimiento de la guerra y junto a otra hermana, se exiliaron a Ghana el 29 de noviembre, dos meses después de llegar al país. Volvería seis meses después, en mayo de 1993, mientras que el conflicto bélico se alargó hasta 1996. El segundo periodo de guerras comenzaría en 1998 y no finalizaría hasta octubre del 2003. En ese periodo tuvo que volver a salir del país cuatro meses en 1998 y una vez finalizada la guerra fue trasladada a Ghana en octubre de 2003.

La hermana Inca regresó definitivamente a Liberia en 2007, una época de postguerra llena de miedos y desconfianzas por los horrores vividos. Se estima que murieron en el país entre 200.000 y 250.000 personas, y más de un millón tuvieron que abandonar Liberia como refugiados.

La epidemia de ébola

Cuando parecía que el país olvidaba sus peores pesadillas, en marzo de 2014 llegaría la peor epidemia de ébola conocida. Liberia fue la nación más afectada por número de muertes, y la epidemia puso de manifiesto la fragilidad estructural del país, llegando a cerrarse todos los centros sanitarios durante cuatro meses.

Inca viajó a España en junio y en julio las fronteras ya estaban cerradas. Volvería el 1 de diciembre de 2014 con la misión de reabrir el centro de salud, poniendo en riesgo su vida una vez más, como anteriormente había hecho durante los periodos de guerra. La reapertura de la clínica requirió adaptar las instalaciones construyendo una nueva zona de triaje y otra de aislamiento para posibles casos de ébola.

Liberia fue declarada libre de ébola en junio de 2016, y en 2017, tras conseguir reformar el pabellón sin uso que había sido dedicado a niños con secuelas de poliomielitis, Inca González lideró la apertura de una unidad específica destinada a mujeres con enfermedad mental.

La misión original de las Hermanas Hospitalarias desde 1881, atender a mujeres con enfermedad mental, llegaba a Liberia tras muchas penurias y tragedias, en línea con el carisma hospitalario de la Congregación.

En los 30 años que Inca ha estado en Liberia, ha sido la administradora del centro, asumiendo una responsabilidad compleja y ardua debido a la dificultad de sacar adelante un centro asistencial durante los periodos de guerra con las limitaciones y escaseces existentes y con el riesgo personal que suponía conseguir suministros para el cuidado de los pacientes.

Premiadas, autoridades e integrantes de Anesvad, en el acto del Museo Guggenheim

La hermana Inca ha sido un pilar fundamental en la creación y sostenimiento de centros médicos en áreas remotas. Ha posibilitado la capacitación de las personas trabajadoras locales con el fin de mejorar la calidad de los servicios de atención médica en la región y sus incansables esfuerzos y su fiel dedicación le han valido el respeto, cariño y admiración de los profesionales de la salud, la comunidad religiosa y la población de Liberia.

Después de 30 años de servicio en África, el 29 de marzo de 2022, “Sister Inca” recibía la cariñosa despedida de las hermanas y el personal del Saint Benedict Menni y partía hacia España. Tal y como la hermana lo traslada, África “ha sido un lugar lleno de amor y color” que nunca borrará de su memoria. Tras haber cumplido su misión, tiene la certeza de que su mensaje y su trabajo seguirán resonando en el lugar donde aprendió a amar sin temer, y a ser feliz con lo que realmente es importante.

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