Día de pic-nic en el Parque Etxe-Ondo de Villabona
El pasado miércoles 18 de julio, residentes, familiares y personal de la Residencia Santiago pasamos una jornada completa en uno de los parques de Villabona, en el marco del programa Parkez-Parke.
Parkez-Parke es un programa de animacion sociocultural y de actividades lúdico-recreativas que desarrollamos en colaboración con el Ayuntamiento de Amasa-Villabona, y que tiene como objetivo la mejora del bienestar físico y mental de las personas mayores mediante salidas a parques de Villabona y Zizurkil y el conocimiento del patrimonio histórico, industrial y arquitectónico de los lugares que visitamos.
Si el año pasado el lugar elegido fue el parque del Puente de Hierro, en esta ocasión la salida tuvo como destino el parque de Etxe-Ondo, un parque con un arbolado fantáastico junto a la antigua casa de la familia Ameztoy.
La casa solar Etxe-Ondo se mantuvo aislada del casco urbano, rodeada de terrenos de cultivo, hasta la década de los 70. Las obras de la autovía y el crecimiento de la población colonizaron el entorno hasta integrarlo en la trama urbana, respetando parte de su jardín. El edificio todavía mantiene su aire señorial, acompañado de un parque, ahora municipal, con un bonito arbolado donde destaca un gran cedro libanés que preside la entrada.
Etxe-Ondo fue, durante 30 largos años, hogar y fuente de inspiración de unos de los artistas más destacados del arte contemporáneo vasco, Vicente Ameztoy (1946-2001), pintor de estilo figurativo próximo al surrealismo. Donostiarra de nacimiento, vivió y murió en Villabona, donde tenía su residencia.
Un lugar histórico en Villaboana y por otro lado íntimamente vinculado a la Residencia Santiago, ya que hace mas de cien años que esta ilustre familia cedió los terrenos donde hoy se asienta nuestra Residencia para tal uso.
Salimos de la Residencia Santiago sobre las doce del mediodía para ir dando un agradable paseo hasta el parque. Paseamos por la hierba, contemplamos los árboles, los tocamos, los abrazamos y escuchamos los diferentes sonidos que se entremezclaban de mundos muy distintos, y que reflejan la realidad de Villabona: el ruido del arroyo cercano, la brisa entre los árboles, las gallinas que se paseaban a nuestro alrededor y por otro lado el ruido de coches y camiones de la N1 que nos recordaba que la “civilización” estaba a un paso.
La comida fue tipicamente de día campestre: patatas fritas, aceitunas, chorizo, pinchitos de txaka y tortillas de patata, heladitos de postre y café.
Despues de la sobremesa, movimos las mesas para situarnos más a la sombra y montamos el bingo, «deporte nacional» de la Residencia.
A las seis de la tarde y con una sonrisa en la cara, volvimos para casa.
Cumplimos muchos de nuestros objetivos: la movilizacion fisica, la integración y la apertura a la comunidad ,potenciando el contacto con muchos de los vecinos y vecinas que paseaban por allí, el conocimiento y disfrute de nuestro entorno, estimulamos los sentidos y rompimos con el aislamiento y la monotonía.