¿Puedo conducir tras un daño cerebral?
Con la formación adecuada y las adaptaciones del vehículo necesarias, algunas personas con DCA pueden llevar un vehículo con seguridad. El Servicio de Daño Cerebral de Aita Menni profundiza en las estrategias a seguir para volver a conducir de manera segura.
Una de las preguntas que con frecuencia nos realizan los pacientes de los distintos dispositivos dedicados a la rehabilitación del daño cerebral de Hermanas Hospitalarias es si pueden volver a conducir. La respuesta no es sencilla; depende del alcance y las consecuencias de cada lesión, pero también del reentrenamiento y de las adaptaciones del vehículo. Evidentemente prima la seguridad.
Y si bien no existe ninguna ley específica referente a la casuística de la conducción tras un DCA, disponemos de normativa que regula la vuelta al volante de las personas con enfermedades del sistema nervioso central, concretamente cuando la causa reside en una enfermedad cerebrovascular o se dan algunos tipos de secuelas, como pueden ser las crisis epilépticas. En el caso de la epilepsia, debe transcurrir al menos un año sin la aparición de crisis epilépticas convulsivas o de crisis con pérdida de consciencia. Si hablamos de un accidente isquémico transitorio, la espera habrá de ser de 6 meses y si se trata de un ACV, 12 meses.
Para ayudar a salir de dudas a las personas que han sufrido un daño cerebral, a sus familias y a los profesionales de la rehabilitación, el Servicio de Daño Cerebral del Hospital Aita Menni está confeccionando una guía sobre los aspectos que hay que tener en cuenta para volver a conducir vehículos a motor.
Sí, con aptitud psicofísica y capacidad
En realidad, como cualquier persona que desee sacarse o renovar el carné de conducir, quien ha sufrido un ictus, o cualquier otro tipo de daño cerebral, deberá obtener un informe favorable de aptitud psicofísica y pasar las pertinentes pruebas de conocimiento y práctica. En la jornada de trabajo con la autoescuela Irrintzi supimos que al menos en la Delegación de tráfico de Bizkaia se llevan a cabo, mensualmente, pruebas de capacidad para conducir a personas con algún tipo de discapacidad. Representantes de Sanidad y de Tráfico evalúan conjuntamente a la persona con discapacidad en entornos de tráfico real. Ahí se pone a prueba si la pericia alcanzada por la persona con discapacidad con un vehículo específicamente adaptado garantiza la seguridad vial.
Por tanto, una persona no puede salir de dudas si no lo intenta. Por poner un ejemplo, ¿alguien que ha sufrido una hemiplejia podría conducir? Es la pregunta que se hace Arturo Lasa. Este paciente del Hospital Aita Menni, que vemos en la foto superior, sufrió un ictus hace tres meses. Sus secuelas básicamente se reducen a problemas de movilidad del brazo y la pierna derecha. Un caso muy típico. Es posible que la respuesta sea afirmativa para Arturo. Tiene que demostrar ante la DGT que puede hacerlo y para ello necesita un vehículo con las adaptaciones necesarias y profesores de autoescuela que le asesoren y le entrenen en las nuevas condiciones de conducción.
Formación y a demostrar
La capacitación o recapacitación para llevar un coche puede necesitar más horas de clase, resultar más o menos compleja dependiendo del grado de discapacidad. “Hay que conseguir que todo sea automático”. Querer es poder siempre que problemas cognitivos, atencionales u otros no comprometan la seguridad vial. “Cuando la discapacidad es física es más fácil”. Pero para el Grupo Irrintzi Soluciones Adaptadas, una autoescuela especializada en movilidad, en clases de conducción para la inclusión de personas con diversidad funcional y en la adaptación de vehículos, casi nada es imposible. Irrintzi “abre ojos y puertas” a muchas personas con dificultades deseosas de sentarse al volante, asegura José Mari Andrés. De hecho, la empresa familiar que dirige lleva 44 años acompañando en el proceso de sacarse el carné de conducir a personas con grandes discapacidades y adaptando sus vehículos.
Asesoramiento personalizado, telecomandos que se activan a través de bluetooth, empuñaduras distintas. Soluciones adaptadas para superar cada una de las dificultades. “No hay dos vehículos adaptados iguales. Adaptamos el vehículo a la discapacidad y no al revés”, subraya la directora comercial, Iratxe Andrés. Irrintzi cuenta con todas las homologaciones y permisos de la DGT para la obtención del permiso de conducir con el sistema Space Drive: las personas con un mínimo de fuerza en las manos u otras discapacidades severas pueden acceder a la conducción con joystick. Con este sistema se maneja el vehículo sin tocar el volante. El volante se acciona a través de una pequeña palanca muy sensible al movimiento que permite cambiar de dirección de una forma muy precisa.
La tecnología ayuda a derribar los prejuicios, que son muchas veces la peor barrera. En lugar de ver los límites hay que centrarse en las capacidades. Porque existe un camino para que las personas con discapacidad que demuestran que saben conducir puedan realizar su sueño.