«Población reclusa e inmigrante son ejemplos de vulnerabilidad en salud mental»
El doctor Manuel Martín Carrasco, director médico de Hermanas Hospitalarias Aita Menni y presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría y Salud Mental (SEPSM), participó el pasado día 6 de noviembre en la jornada “Bioética y Salud Mental: desafíos comunes de la población vulnerable”.
Organizada por el Defensor del Pueblo Andaluz, la jornada abordó la incidencia de la salud mental en entornos vulnerables, sobre todo entre la población reclusa e inmigrante, y se centró en promover enfoques acordes con las peculiaridades culturales y sociales de estas personas. En el encuentro se puso de relieve la importancia de la atención sociosanitaria en el marco de la bioética, que se basa en principios y valores que respetan la dignidad de las personas.
Personas mayores, con discapacidad, con adicciones, con problemas de salud mental, menores en centros de internamiento, mujeres maltratadas, del colectivo LGTBI+, migrantes, en prisión y sin hogar, entre otras, forman parte de la población con mayor vulnerabilidad.
La jornada estaba dirigida a profesionales del sector sociosanitario, los servicios sociales, el ámbito jurídico y a asociaciones de defensa de los derechos de personas con enfermedad mental, así como a las propias personas con trastornos mentales y sus familias. Visibilizar la situación de las personas vulnerables con trastornos de salud mental y garantizar una mayor protección de sus derechos era su objetivo final.
Entornos vulnerables
Martín Carrasco comenzó recordando que una de cada dos personas tiene problemas de salud mental a lo largo de su vida, y que algunos trastornos mentales pueden ser «tremendamente graves e incapacitantes», como la esquizofrenia y otras psicosis, el trastorno bipolar y los trastornos graves de personalidad o las depresiones graves.
Ocuparon buena parte de su disertación los factores protectores, de riesgo y de resiliencia ante la enfermedad mental. «El riesgo es acumulativo, los factores de riesgo están relacionados entre sí (no es fácil señalar un factor causal único) y se retroalimentan entre sí creando bucles nocivos. Los factores de riesgo operan a nivel individual, relacional, comunitario y social», explicó, a la par que resaltó la necesidad de considerar factores sociales, económicos y culturales en las políticas de salud mental. «Las poblaciones reclusa e inmigrante son ejemplos de vulnerabilidad en la población, con acumulación de muchos factores de riesgo en ambos casos», aseveró.
Salud mental en las cárceles
Se estima que hay alrededor de 11 millones de personas en prisión en todo el mundo, de las cuales el 93% son hombres y el 7%, mujeres. La población carcelaria en España asciende a 55.751 personas. Centrándose en la salud mental en prisión, el doctor destacó que las instalaciones psiquiátricas más grandes en Estados Unidos son cárceles, tanto es así que su número de pacientes supera al de los hospitales psiquiátricos. Subrayó, asimismo, la elevada prevalencia de enfermedades mentales graves entre los reclusos (según datos del Ministerio de Sanidad, el 25% de los internos tienen problemas mentales, con una incidencia 5-7 veces mayor que en la población general). En cifras globales, en prisión, donde se producen de 3-6 veces más suicidios y conductas autolesivas, se dan más condiciones para la aparición de trastornos y suele producirse un retraso en la detección.
Varón joven, reincidente, con escasos recursos económicos, con trastorno mental y comorbilidad adictiva, y con mala adherencia al tratamiento, lo cual agrava los síntomas. Este es el perfil de paciente psiquiátrico encarcelado con mayor frecuencia. Aunque la mayoría de las personas con enfermedades mentales no son violentas, tienden a permanecer bajo custodia más tiempo que aquellas sin enfermedades mentales acusadas de cargos similares. 85% han sufrido al menos en una ocasión abusos físicos o sexuales. En el caso de las mujeres presas, el 85% han sufrido abusos físicos o sexuales y el riesgo de sufrir abusos en prisión también es más alto. Las tasas de enfermedad mental (80%) y de intentos de suicidio (40%) son más altas que los hombres. Hay indicios de cifras similares entre las personas del colectivo LGTBI+.
«El tratamiento de personas con enfermedades mentales en prisiones es crucial, pero las instalaciones y profesionales a menudo carecen de capacitación y recursos adecuados. En este entorno la complejidad es típica, las comorbilidades son la regla», declaró nuestro psiquiatra. Estas personas conviven con adicciones, dificultades de aprendizaje, desempleo, educación limitada, vivienda inestable, deudas, mala salud general, traumas y habilidades sociales limitadas.
Salud mental y migración
En cuanto a las personas migrantes, nuestro experto advirtió que la migración no tiene por qué ser en sí misma causa de enfermedad mental y que no es posible considerar a las personas migrantes como un grupo homogéneo en relación con el riesgo de enfermedad mental. Por otro lado, la tasa de enfermedad mental común, es su caso, se ve mediatizada por aspectos sociales, como la percepción de discriminación o racismo, acceso a sistemas de salud, desempleo, condiciones de vida, etc. Aparte de esto, dificultades idiomáticas, entre otras, lastran la elaboración de estudios al respecto.
«Los profesionales atribuyen el mayor uso de urgencias, el acceso tardío a los servicios sanitarios y la poca continuidad asistencial a una serie de factores relacionados con la precariedad económica y a aspectos relacionados con la inclusión social. Son necesarias estrategias de inclusión social para disminuir las desigualdades», concluyó nuestro director médico.
Por último, tras su disertación, quiso felicitar al Defensor del Pueblo Andaluz, Jesús Maeztu, y a Ana Vinuesa, del Área de Vulnerabilidad de dicha institución, por organizar un encuentro que profundizara en estas cuestiones. «Con más de un 17% de la población de nuestro país nacida fuera de España, es el momento necesario para abordar este tema en profundidad. Desde luego, las poblaciones vulnerables van a ser un asunto prioritario para la Sociedad Española de Psiquiatría y Salud Mental en los próximos años», afirmó el doctor Martín Carrasco en calidad de presidente de la SEPSM.