Nagusilan acerca a Aita Menni ‘Hilo de plata’, su número gratuito de acompañamiento para mayores
Personas usuarias del CRPS de Irún acompañan a personas mayores de la mano de Nagusilan. Voluntariado de esta asociación viene a nuestro hospital a pasar un rato con quienes más lo necesitan. Nagusilan anima con sus actuaciones varios de nuestros dispositivos…
El Hospital Aita Menni y la asociación de voluntariado trabajan conjuntamente en varios proyectos desde hace tiempo. Incluso plasmaron sobre el papel sus estrecha colaboración. Por tanto, muchos de nuestros profesionales conocen bien la labor de esta entidad fundada en Donostia por 14 entusiastas en 1995 y que hoy tiene delegaciones todo el País Vasco, además de en Madrid, Navarra y Granada. Solo en Gipuzkoa, donde aglutina a 850 personas voluntarias, presta 146.000 horas de voluntariado anuales.
Alegría a través del hilo telefónico
Sin embargo, no todo el mundo en Aita Menni sabe qué es ‘Hilo de plata’. Para hablar de este teléfono gratuito de acompañamiento creado por Nagusilan se acercaron a Arrasate su presidente, José Luis Elosua; su directora, Enara Solabarría, y Miryam López Ansorena, trabajadora social y responsable del servicio.
Con el convencimiento de que «atender la soledad no deseada es una necesidad que está ahí y está creciendo» y de que la respuesta tiene que venir no solo desde los servicios públicos sino también desde la comunidad, los representantes de Nagusilan explicaron cómo forman a sus 20 personas voluntarias en la escucha asertiva y cuán beneficiosa es la conversación periódica para quienes se deciden a llamar al 900 7130 771.
«Somos de confianza, el teléfono es gratuito, la frecuencia la determina cada cual. Nos llaman o les llamamos en un horario acordado», subrayó Enara Solabarría. Pero que la persona solicite el servicio Hilo de plata significa expresar que está sola y eso es muy duro. «Más en nuestra cultura, que no nos gusta mostrar nuestras debilidades», recordaba José Luis Elosua.
Una vez rota esa barrera (en ocasiones es Nagusilan quien da el primer paso a instancias de los servicios sociales de base, que previamente han consultado a la persona si quiere hablar) comienza a entrar «alegría en los domicilios» de las personas solas y también en muchas residencias para la tercera edad. Y es que ‘solas’ no significa necesariamente que vivan solas, sino que se sienten solas porque pasan mucho tiempo sin poder compartir sus cavilaciones con nadie. «Eso desahoga mucho. Hay quienes llevan años charlando semanalmente con la misma persona, se felicitan en el cumpleaños, saben de sus preocupaciones, lo que les duele… En muchas ocasiones se establece hasta un vínculo de amistad. Porque no es lo mismo que te acompañe alguien a quien pagas a que lo haga, aunque sea a través del hilo telefónico, alguien que lo hace porque quiere», comentaba la directora de la asociación.
Y el teléfono de Nagusilan llega muy lejos. Las personas voluntarias que lo atienden reciben llamadas de toda España, de lunes a viernes de 10:00 a 13:00 y de 16:30 a 19:30 horas. Son también personas mayores, «activas, deseosas de ayudar y capaces de hablar con un amante de los toros aunque sean antitaurinas», decía a como ejemplo real Enara Solabarría.
Ese Hilo de plata, en alusión a las canas que pueblan la cabeza con la edad, que Nagusilan creo allá por el año 2000, es una herramienta muy útil para paliar el aislamiento de personas que viven en áreas rurales o en viviendas con poca accesibilidad y también para aquellas que pueden tener reticencias a recibir acompañamiento físico.
Llevar más allá la colaboración
«Hay que hacer frente al ‘tsunami de la soledad’. Aunque es muy difícil entrar en los domicilios y muy difícil reconocer que uno está solo, como las familias de ahora cada vez son más pequeñas y están más dispersas, no nos queda más remedio que abrirnos a la comunidad y comprometernos», remachó Elosua, que con sus 83 años sigue impulsando Nagusilan. Desde el estrado, animó al grupo de profesionales de Aita Menni que asistió a la sesión a participar en actividades voluntarias y a hacer voluntariado en Nagusilan tras la jubilación.
Hubo interés, preguntas, caras de aprobación y aplausos ante el contagioso entusiasmo de los ponentes. Eskerrik asko!