Prosiguen en Aita Menni los proyectos de apoyo a la igualdad entre mujeres y hombres. Cada cierto tiempo un pequeño grupo compuesto por distintas personas integrantes de la plantilla se reúne para seguir aprendiendo y «repensando indicadores». Porque para llegar a la igualdad real hay mucho que revisar. Para conseguir objetivos concretos, sobre los que previamente se ha reflexionado y que forman parte del III Plan de Igualdad, primero hay que saber dónde están las “brechas de género” para poder corregirlas.
Para ello, contamos con la ayuda de la consultora Red Kuorum, que está impartiendo cursos distribuidos en diferentes módulos. Helena Ortiz de Lejarazu, responsable de Coordinación y Gestión de Proyectos de Red Kuorum, subraya que, para empezar, tenemos que saber que “todo lo que no contribuya modificar los roles de género contribuye a perpetuarlos”.
Los primeros contactos con Red Kuorum invitan a la reflexión. Desde la asertividad, se trata de reconocer que los puestos de mayor responsabilidad están muy masculinizados; que los hombres sean conscientes de sus privilegios y las mujeres tomen conciencia de sus niveles de desempoderamiento. Tener ciertas consideraciones con algunas cuestiones, observar si hombres y mujeres participan en igual medida en las actividades y los puestos de trabajo.
Reenfocar actitudes, reconceptualizar
Fijarnos en las diferencias según los sexos puede hacernos ver sesgos de género en la rehabilitación, llevarnos a revisar los protocolos clínicos o analizar ciertas necesidades. Por ejemplo, a la hora de programar una película en un centro de día: preguntar a las mujeres por sus gustos, favorecer que tengan capacidad de decidir y capacidad de participar.
Si existe un compromiso con la igualdad se debe cambiar la mentalidad, reenfocar actitudes, reconceptualizar muchas veces y procurar evitar reproducir estereotipos heredados. Pero cuando hablamos de género se suscitan muchas dudas. Continuando con los ejemplos, ¿es posible reducir la brecha de género en personas mayores de 80 años sin hacer que las mujeres sientan que se minusvalora el trabajo doméstico que han hecho durante años? En la sociedad tradicional las mujeres, sin que nadie les preguntara, acababan cargándose de todo el trabajo gratuito (limpieza, cuidados…). Hay que tener mucho tacto sin dejar de seguir avanzando en el camino de la igualdad entre mujeres y hombres. Pero “si nos quedamos de brazos cruzados estaremos perpetuando la desigualdad recursos asistenciales, recursos humanos y de sostenibilidad del sistema”, asegura Helena Ortiz de Lejarazu.