Héctor Saiz, un R4 en la UPL: «Me llevo mucho conocimiento y también un funcionamiento basado en valores humanos»
Además, Héctor Saiz es presidente de la Sociedad Española de Residentes de Psiquiatría (SERP), que ayuda a jóvenes licenciados a encontrar rotaciones específicas. En este sentido acaba de impartir un taller para compartir su experiencia entre los MIR, junto al doctor Iñaki Madariaga, responsable del Área de Psiquiatría Legal, y a la psicóloga Macarena Aspiunza, en el XXII Congreso Nacional de Psiquiatría que se ha celebrado en Bilbao.
– ¿De dónde viene tu interés por la psiquiatría legal?
Soy ovetense y estudié en la Universidad de Oviedo. Siempre quise especializarme en Psiquiatría y, en este ámbito, las redes de salud mental públicas del País Vasco y Navarra están muy reconocidas, por ser muy extensas. Parte de mi residencia la he realizado en el área de salud mental de Pamplona. En el día a día surgen muchas cuestiones de tipo legal, en relación con el ejercicio profesional y la clínica asistencial con el paciente: cuestiones relacionadas con la responsabilidad, la capacidad, la voluntariedad… Tienes que utilizar los recursos legales.
-¿Cómo llegaste a saber de la Unidad de Psiquiatría Legal de Aita Menni?
Como siempre me han interesado estos temas psiquiátrico-legales, estoy realizando el Máster de Psiquiatría Legal y Forense en la Universidad Complutense de Madrid, máster que también cursó Iñaki Madariaga en sus primeras ediciones. Fue el director de este posgrado, el doctor Alfredo Calcedo, quien me dijo «a nivel nacional, tienes la Unidad de Psiquiatría Legal de Mondragón, creada e impulsada por Iñaki Madariaga, un grandísimo referente». Y así fue como contacté.
– La UPL de Aita Menni, inaugurada en 2013, es la primera unidad sanitaria de España que atiende a personas con enfermedad mental que han cometido delitos y que, por orden judicial, deben ser custodiadas. ¿La residencia en ella ha respondido a tus expectativas?
Por supuesto. Y con creces. Mucho mejor incluso de lo que me esperaba. La actividad asistencial que hemos llevado a cabo a lo largo de estos cuatro meses podríamos dividirla en dos grandes bloques. Por un lado, la actividad más clínica con los pacientes que están cumpliendo una medida de seguridad por actos delictivos muy graves, en la mayoría de los casos. Por otro lado, la actividad de tipo pericial, es decir, la elaboración de informes periciales de tipo civil, penal y, sobre todo, administrativo-laboral. – Las decisiones se toman, en este caso, junto al médico responsable de la Unidad. ¿Aun así, no se siente vértigo a la hora de delimitar qué es enfermedad mental y qué no, dónde termina y acaba la responsabilidad de un paciente?
Hemos de hacer un examen muy en profundidad, para disipar cualquier duda por mínima que sea. Nos ayudamos de la literatura y de un método científico, entre otras cosas.
– Al igual que en el resto del Hospital Aita Menni, en la UPL los psiquiatras trabajan codo a codo con profesionales de otras disciplinas.
A la hora de valorar, por ejemplo, nos ayudan en gran manera los test de tipo psicométrico, en los que están más especializados los psicólogos. Sus intervenciones en el ámbito psicológico a nivel clínico son complementarias al tratamiento y muy necesarias para el abordaje integral.
– Tras cuatro meses viendo cómo se trabaja aquí, ¿qué te llevas?
Mucho aprendizaje clínico y conocimiento técnico, que son altísimos. Pero además de esa gran pericia me llevo también un funcionamiento basado en valores humanos, más allá de lo puramente técnico o científico, que puedes encontrar en la mayoría de los sitios. El respeto, incluso el afecto, el cariño, la gran capacidad empática del personal. El compañerismo. Al final todo eso repercute a nivel asistencial en los pacientes y usuarios de este tipo de dispositivos.
– Si estuviera en tu mano, impulsarías la creación de otras Unidades de Psiquiatría Legal como la de Aita Menni?
Desde luego, es el mejor sitio para tratar la enfermedad mental de una persona que durante una descompensación ha cometido un delito y que debe cumplir una medida de seguridad para evitar que vuelva a ocurrir. Es un lugar mucho mejor que un entorno penitenciario, cara a la rehabilitación y a la inserción social también. Estamos hablando de un tratamiento muy específico en el que interviene un equipo multidisciplinar muy especializado.