Tanto las hermanas, como todos sus compañeros directivos del resto de centros de España, trabajadores y usuarios del propio centro de Acaman vamos a echar de menos su optimismo y maravillosa personalidad, además de su buen hacer y extraordinario compromiso con la Obra hospitalaria en Tenerife. Él ha ayudado a transformar nuestra presencia en la isla, generando nuevas respuestas a las necesidades de las personas con discapacidad intelectual y sus familias así como en el campo del daño cerebral adquirido. Desde luego ha dejado su huella imborrable en el centro y en nuestros corazones.
En estos momentos en los que el dolor se ha acercado a toda nuestra Comunidad hospitalaria y a su familia, oramos para que el Dios de la Vida nos sostenga con la misma fortaleza que siempre mostró nuestro compañero y amigo Juan Carlos. Estamos convencidos que él está ya gozando del Reino de Cristo, contagiando de su vitalidad y energía a todos los que con él estén allá.
GRACIAS JUAN CARLOS por el tiempo compartido. Siempre en nuestros corazones.