Euskera y euskal jokoak, de la mano en la Residencia Txurdinagabarri
El día 3 de diciembre, con motivo del Día Internacional del Euskera (Euskararen Nazioarteko Eguna), en la Residencia de mayores Txurdinagabarri celebramos un divertido campeonato de deporte rural adaptado.
En el salón principal de la Residencia habíamos preparado un circuito con diversas modalidades de euskal jokoak, que de una manera muy original e imaginativa nos iba a ayudar a hacer ejercicio físico (ariketa fisikoa), que es muy importante para las personas mayores (adineko pertsonak o adinekoak).
Así, con garrafas de agua (ur-bonbillak) montamos la competición de txinga eramatea, en la que había que recorrer una pequeña distancia portando una garrafa en cada mano con un poco de agua dentro, para que hubiera peso pero no demasiado.
Una de las paredes (hormak) del salón sirvió de frontón en el que nuestro grupo de pelotaris disputó su particular campeonato del 4 y medio, y como nuestro pulso (pultsu) ya no es tan firme como antes, sustituimos el juego de la rana (igel-toka) y su estrecha boca por dos latas de metal en las que las fichas entraban con más facilidad. Para la prueba de barrenado (harri zulaketa), utilizamos palos de escoba, y con ellos ejercitamos nuestras muñecas (eskumuturrak).
La velocidad (lastertasuna) era la clave en la prueba de recogida de mazorcas (lokotx biltzea), que preparamos sobre una hilera de mesas porque nos cuesta ya un poco agacharnos, pero en la prueba de sokatira lo que valía era la fuerza (indarra)… ¡y también la astucia de alguno que puso el freno a la silla de ruedas (gurpil-aulkia)!
Fuerza también hubo que usar en la prueba de arrastre, que aunque la llamamos «prueba de bueyes» (idi proba) acabó siendo gizon / emakume proba, porque no teníamos a mano ningún buey que tirara del fardo (fardel) y tuvimos que hacerlo nosotros mismos. ¡Más ejercicio aún!
Y también un fardo había que utilizar para la prueba de lanzamiento de fardo de paja (lasto botaztea), aunque en nuestro caso el fardo era más pequeño y no tenía paja (lasto), que nos habría puesto el salón perdido 🙂
Al final del torneo, reparto de txapelas y una merecida comida para reponer fuerzas. Acabamos la mañana con un poco de cansancio, pero con los músculos un poco más tonificados y, sobre todo, con una sonrisa en la cara.