La estimulación multisensorial como intervención en personas con demencia y alteraciones de conducta
La experiencia en la Residencia de Personas Mayores Txurdinagabarri ha ayudado al Hospital Aita Menni a conocer mejor las técnicas de estimulación multisensorial y sus resultados en personas con demencia avanzada y personas con alteraciones de la conducta.
La sesión clínica del mes de febrero se dedicó de manera monográfica a la también llamada estimulación neurosensorial. Profesionales de distintas áreas del centro acudieron al aula docente, para escuchar, en primer lugar, la introducción de nuestro responsable del departamento de Psicología.
La estimulación sensorial a nivel básico es el fundamento, al igual que sucede en musicoterapia, terapia asistida con animales y otras terapias. José A. Ezquerra explicó que trabajar la multisensorialidad es habitual -ya que las sensaciones del entorno natural afectan a más de un sentido- y se hacía en la antigüedad, pero que las técnicas de estimulación multisensorial comenzaron hace unas décadas a generalizarse en los Países Bajos. Desde allí se fueron extendiendo las salas «snoezelen», donde se trabajan los cinco sentidos. El término proviene de dos palabras holandesas de difícil traducción, y podría describir un modo de «impregnarse de sensaciones para soñar». Ezquerra señaló también que existe poca literatura al respecto y que la mayoría de los artículos se han publicado en los últimos cinco años. «Los estudios, aunque no ofrecen resultados concluyentes, dada la gran dificultad a la hora de sistematizar las respuestas emocionales, apuntan una disminución de alteraciones en el comportamiento y una reducción de la ansiedad», destacó.
La experiencia con mayores en la Residencia Txurdinagabarri
Hoy día, la tecnología de la portabilidad hace posible la intervención sin siquiera disponer de una sala snoezelen. Ainara Antón es la monitora con mayor experiencia en estimulación multisensorial de Txurdinagabarri. Las sesiones pueden realizarse en la misma habitación de la persona mayor. Allí o a cualquier salase traslada con un carro de estimulación multisensorial que se compone de elementos visuales (tubos de colores, luces led, proyector de imágenes), sonoros (música), táctiles (filamentos de vibración), además de complementarse con distintos elementos que favorecen la estimulación olfativa y ayudan a establecer una atmósfera de estimulación y relajación.
Hace dos años que en esta residencia de mayores gestionada por Aita Menni en Bilbao empezaron a trabajar la multisensorialidad, inicialmente en grupos pequeños, de 2 o 4 personas. La mañana se dedicaba a estimular a quienes presentaban deterioro cognitivo severo pero con capacidad de respuesta, siempre primando a quienes menos visitas y menos contacto tenían con la realidad. La tarde, a calmar personas con alteraciones de conducta. Pronto llegaron a la conclusión de que en sesiones individuales los resultados eran mucho mejores. Ahora las sesiones son personales y, en algunos casos, se está incorporando a la familia para que pueda participar y disfrutar de esa conexión tan distinta y profunda que suele producirse, suponiendo un nuevo punto de encuentro entre la persona con deterioro y su familiar. .
En pequeñas respuestas está lo grande
A veces las familias tienen un poco de miedo de interactuar a otro nivel, que no es el verbal, «pero es muy profundo. Es inexplicable la complicidad que se puede generar», asegura la monitora. Y enseguida se ven los beneficios. El psicólogo clínico José Ezquerra subraya que para alguien que lleva tiempo sin ver reaccionar a su familiar ver cómo lo hace ante esta terapia es un elemento muy potente.
Con esta atención plena, «en algunas personas se observa un gran avance después de las primeras sesiones. De ‘no hacer nada’ pueden pasar a sonreír, a decir monosílabos, repetir palabras, hacer gestos… Y es aquí, en las pequeñas respuestas donde está lo grande», subraya Ainara Antón. Música, objetos, como hojas o piñas para oler y estimular el tacto con distintas texturas. Así expone la que sería una manera de evocar el otoño. Contando con detalle dos ejemplos sobre cómo ha ido la terapia con un hombre y una mujer de la residencia, intenta describir la complicidad que se siente al provocar una sonrisa, una mirada o un cambio en el tono muscular.
Construir entornos multisensoriales
Para poder mostrar a los profesionales de Aita Menni cómo se crean y manejan entornos multisensoriales, Gil Barrero, asesor de la zona norte de BJ Adaptaciones, se acercó hasta nuestra sesión clínica en Mondragón. La empresa que representa pone al servicio de la estimulación multisensorial el mundo de la domótica. Una pequeña consola y algunos pulsadores pueden controlar luces, proyecciones, música, iluminación perimetral, luces led, un ventilador, un cojín que vibra con distinta intensidad según el sonido y cualquier recurso eléctrico que se nos pueda ocurrir. Con su ayuda podemos simular desde un amanecer frente al mar con el sonido de las olas y una cambiante iluminación naranja hasta la experiencia de lanzarse en un paracaídas, con el sonido del viento y la sensación del aire en la cara. El software puede personalizarse para cada persona usuaria dependiendo de sus gustos e incluso trasladarse a un domicilio.
Dieta sensorial a medida
Un masaje, música, un olor… Mediante la estimulación multisensorial se puede llegar a personas con grave deterioro o severas dificultades utilizando elementos muy básicos, que pueden prepararse según sus gustos, «a su medida», insistió Gil Barrero. De su exposición, además del catálogo tecnológico llamó la atención la ‘sala de la calma’, un espacio que combinando cromoterapia, musicoterapia y aromaterapia ayuda a regular el nivel de activación y facilita un estado de relajación.
Terapias como estas ofrecen bienestar a pacientes y personas mayores; además, mejoran la relación entre las persona enfermas y quienes la cuidan. «Hay que intentarlo todo. Cualquier cosa menos caer en el nihilismo terapéutico», concluyó nuestro responsable del Departamento de Psicología.