CRPS Beasain: El Polideportivo como medio
Las personas con trastorno mental grave presentan generalmente unos hábitos y estilos de vida poco saludables, entre los que se encuentra el sedentarismo, al igual que en el 60% de la población mundial. Según recogía la OMS en 2011, el sedentarismo se define como una insuficiente participación en la actividad física, entendida como «cualquier movimiento corporal producido por los músculos esqueléticos que exija gasto de energía adicional«. En ocasiones la medicación, necesaria para tratar los síntomas de la enfermedad, puede contribuir al aumento de peso corporal.
Actividad física y hábitos de vida saludables
La actividad física produce una serie de cambios a nivel físico, sensorial, psicológico, social y cognitivo repercutiendo, por ende, en el bienestar y la calidad de vida. Algunos de ellos son:
- A nivel físico y sensorial: disminuye la tensión arterial y frecuencia cardíaca, se reduce la tensión muscular y se produce un aumento del flujo sanguíneo, reduce el riesgo de padecer diabetes, ayuda al control de peso, mejora la motricidad gruesa, la coordinación motora general, el control postural y el equilibrio, disminuye la rigidez muscular, entre otros.
- A nivel psicológico: mejora del estado del ánimo, del autoconcepto y de la autoestima, disminuye los síntomas negativos y el riesgo de padecer ansiedad, depresión o estrés, se produce un sentimiento de logro personal, de pertenencia a un grupo, regula el sueño…
- A nivel social: aumento de la participación e interacción social, posibilita uso normalizado recursos comunitarios, aumenta la autonomía, evita el aislamiento, contribuye a la comunicación, respeto de normas…
- A nivel cognitivo: mejora la atención, concentración y atención, mejora la orientación tanto espacial como temporal, resolución de problemas…
Realizar algún deporte, ejercicio físico, bailar, andar, subir escaleras, realizar tareas domésticas son algunos ejemplos.
Siempre que las condiciones meteorológicas lo permiten, la gran mayoría de las personas usuarias acuden al centro andando, por lo que sirve como medio para respetar e interiorizar el uso de las normas y señales viales. Si se trata de ir al polideportivo, el hecho de que se encuentre a bastante distancia del centro posibilita entrenar el manejo del transporte público en un entorno y contexto real. Es por ello que el uso del polideportivo también sirve de medio para lograr la autonomía en el uso del autobús. Evitar déficits en la higiene y potenciar el arreglo personal son otro ejemplo de los hábitos y estilos de vida que trabajamos. La realización de ejercicio físico requiere de un posterior aseo o ducha, así como de cambio de ropa. En este sentido, el uso del polideportivo, que pone a disposición de la ciudadanía duchas, vestuarios y secadores, sirve como medio para la adquisición de hábitos de higiene saludables. También sirve como medio para garantizar el uso de ropa adecuada y su posterior cambio, contribuyendo a la generalización de rutinas y hábitos adecuados.
Además, el uso del Polideportivo requiere el cumplimiento de normas (ropa, uso taquillas…) para su buen funcionamiento, por lo que sirve de medio para abordar el respeto de las mismas, así como para incidir en la responsabilidad del cuidado de los enseres personales.
Las personas con trastorno mental grave en contadas ocasiones acceden a los recursos existentes en la comunidad, lo cual llega a provocar situaciones de aislamiento social. De modo que el polideportivo nos sirve como medio para la integración y la inclusión social, así como para la puesta en práctica de habilidades sociales. Al mismo tiempo, permite recuperar aficiones pasadas y/o explorar nuevas. Acceder por primera vez en algunos casos a un recurso de este tipo consigue la implicación de las personas usuarias. Todo ello posibilita la realización de ocupaciones significativas, generando interés y motivación para su posible puesta en práctica de manera autónoma fuera del horario de centro.