Ya es una tradición. Desde hace más de dos décadas, en otoño y primavera Alberto de la Maza y Virginia Gorosabe trasladan Modas Merche, su tienda de ropa en Mondragón, a las dependencias del Hospital Aita Menni. Blusas, vestidos, chaquetas, faldas, pantalones, paraguas, fulares… Hasta un pequeño ‘outlet’ en un rincón con prendas con descuento de la primavera pasada. En otoño, anoraks y ropa de abrigo. Espejos y probadores, no falta de nada en esta boutique instalada expresamente para las pacientes del centro.
Durante una semana, encargadas y auxiliares van de compras sin salir del Hospital para reponer el fondo de armario de muchas de las mujeres enfermas que viven en él. Eligen entre el gran surtido de tallas y colores de los percheros para acercar prendas a las pacientes que no pueden ir solas a la tienda. Una vez en sus respectivas Unidades, se las prueban, escogen las más adecuadas y señalan con alfileres si hacen falta algunas adaptaciones. El marcaje de cada prenda, con nombre y apellidos, y los arreglos están incluidos en el precio. Tres modistas ayudan a Modas Merche a coger los bajos, a abrir costuras y todo lo que sea necesario. Es importante entregar los encargos a tiempo; muchas clientas quieren estrenar en la fiesta de las familias que se celebra a primeros de mayo.
Alberto guarda para sí numerosas anécdotas vividas en los más de 20 años que lleva trayendo ropa al Hospital (al principio era su madre quien regentaba el negocio): “Hay pacientes ‘felices de la vida’ a las que todo les parece bonito. Pero, básicamente, como en cualquier otro sitio, la tienda es un reflejo de la sociedad. Algunas personas disfrutan renovando su vestuario siempre que pueden, otras sólo compran cuando es imprescindible. Hay quienes tienen mucha personalidad, un gusto muy definido, y son más decididas y espontáneas. Y quienes se amoldan al gusto o los consejos de los demás sin ningún problema”.
Calidad y comodidad
Gustos aparte, en los últimos años Alberto y Virginia han notado una evolución en los hábitos de vestir: pantalones, jerséis y blusones ganan preferencia a los clásicos conjuntos formados por vestidos y chaquetas. Triunfan los tejidos elásticos, las gomas en la cintura, la ropa cómoda. Otra de las particularidades de las prendas que se venden en el Hospital es que todas han de poder lavarse a una temperatura de 30º en lavandería industrial. Para ello, la composición del tejido ha de ser al menos de un 50% de fibra acrílica (sintética). Se exige durabilidad y calidad. Y cada vez más diseño.
Tal vez sea porque vernos bien por fuera nos ayuda a sentirnos mejor por dentro. El caso es que, en general, en la tienda las pacientes disfrutan. La mayoría les cuentan a Alberto y Virginia para qué quieren la ropa; por ejemplo, que quieren ponerse guapas para ir a Donosti a ver a los sobrinos o estrenar para ir al médico. También algunas hermanas aprovechan para comprar con confianza y tranquilidad, para ellas mismas o para regalar.
“¿Me lo apuntas, Carmen?”
Comprar en la tienda del HAM es muy cómodo, se puede ir sin dinero. Su responsable, Carmen Micieces, se ocupa in situ de anotar todas y cada una de las transacciones. Por eso sabemos que el último año se vendieron 264 pantalones (80 menos que en 2013), 254 blusas o nikis (66 más que el pasado ejercicio), y el resto poco más o menos que en años precedentes: 36 vestidos, 188 chaquetas, 156 jerséis y 35 conjuntos de punto. El volumen de ventas varía por distintas circunstancias. De todas maneras, Modas Merche volverá a la vuelta del verano para continuar prestando un servicio muy práctico y esperado cada temporada.