El jueves 2 de diciembre, profesionales del Hospital Aita Menni pudieron conocer mejor la Ley Orgánica 3/2012 de Regulación de la Eutanasia (LORE) así como otras cuestiones sobre el final de la vida. Bajo el título “Ley de eutanasia y conflictos éticos a al final de la vida” y tras la presentación y bienvenida por parte del doctor Manuel Martín, director médico de nuestro hospital y coordinador de la Comisión de Bioética de la Sdad. Española de Psiquiatría, que colaboró en la elaboración del Documento de Posicionamiento de la Sociedad Española de Psiquiatría sobre la LORE, a través de su grupo de bioética; Iñaki Saralegui, médico de la Unidad de Cuidados Paliativos y miembro del Comité de ética asistencial de Araba, nos habló de la planificación compartida de los cuidados y sobre el documento de voluntades anticipadas.
A continuación, la profesora de Bioética de la Facultad de Medicina y Enfermería de la UPV Mabel Marijuán nos acercó algunas cuestiones relativas el texto legal. Para finalizar la jornada, el médico de la Unidad de Cuidados paliativos de la OSI de Álava Alberto Meléndez expuso 5 escenarios que podemos encontrarnos al final de la vida.
La jornada gratuita, a la que se inscribieron 95 personas, se celebró con aforo limitado en la sala de docencia del Hospital Aita Menni en Arrasate-Mondragon y también online.
La presidenta del Comité de Ética Asistencial (CEA) del Hospital Aita Menni, Leire González, explicó por qué resulta conveniente reflexionar de nuevo sobre estos temas, y en concreto sobre la LORE y su contenido, ya que abre un nuevo marco legal y otra cobertura jurídica. Asimismo dio las gracias a quienes participaron presencial y de manera telemática, desde Teruel a Barcelona, pasando por Arrasate, Durango y Txurdinaga en Bilbao, en diferentes salas, y en especial a la doctora Eglee Castillo y a la psicóloga Ana Dominguez por su implicación en la organización de este monográfico.
Planificación compartida de los cuidados
El doctor Saralegui nos recordó lo importante que es reflexionar sobre aquellos valores y preferencias que queremos que nos acompañen al final de la vida, en un entorno de planificación compartida de los cuidados, que nos lleve a redactar el documento de voluntades anticipadas (DVA) o de planificación anticipada de las decisiones, más conocido a nivel de calle como testamento vital. Dirigido al equipo médico que nos atenderá al final de la vida para que tenga en cuenta nuestras preferencias, incluye el ámbito sanitario y sociosanitario. Además, este documento nos invita a elegir a las personas que van a ser nuestra voz en esa etapa en caso de no estar en condiciones de manifestar nuestra voluntad.
¿En el final de mi vida, qué cuestiones son las más importantes para mí? Dar respuesta a esta pregunta es desde 2014 en Osakidetza un proyecto comunitario, que abarca a las personas sanas también. “Pretendemos que se promueva la reflexión y asesoramos a las asociaciones de pacientes: primero pacientes crónicos, mayores y personas al final de la vida, pero también que llegue a cualquiera que esté esperando una cita en el ambulatorio”, subrayó Saralegui. ¿Cómo? De muchas formas: dando charlas como esta, promoviendo que haya personas referentes del proyecto en cada centro asistencial o quedando para jugar a las cartas con un juego muy que ayuda a facilitar la conversación para plantear preguntas sobre el final de la vida (se pueden adquirir en la web Alfinaldelavida.org).
«Tal vez por la aprobación de la Ley de la eutanasia, cada vez se habla más de todo esto», dijo Saralegui a la par que destacó que el perfil ‘tipo’ de persona que registra el documento de voluntades anticipadas es el de una mujer de 67 años que cuida de su madre con demencia, dentro de una familia en la que la decisión de ingreso en una residencia fue conflictiva. «Quiero dejar las cosas claras para mí y no ser una fuente de problemas para mis hijos», es la idea que impulsa a las personas que rellenan el DVA.
Ley Orgánica 3/2012 de regulación de la eutanasia. Acercamiento a los profesionales sanitarios.
La eutanasia es el acto deliberado de dar fin a la vida de una persona, producido por voluntad expresa de la propia persona y con el objeto de evitar un sufrimiento. Mabel Marijuán nos habló de la Ley Orgánica 3/2021, de 24 de marzo, de regulación de la eutanasia, en vigor desde junio de 2021. Realizó un repaso histórico sobre nuestra autonomía como personas a la hora de decidir sobre nuestra muerte, algo muy propio del siglo XX –dijo- ya que no es hasta 1986 cuando se promulga la primera declaración de los derechos de los pacientes, en el Artículo 10 de la Ley Orgánica 3/1986 General de Sanidad de 14 de abril 1986. “Antes se daba una relación de mandato/obediencia en la que prevalecía el criterio de quien prestaba la ayuda. Aunque cambian la forma, esto hoy en el día a día no ha cambiado mucho. Todavía hoy sigue siendo muy paternalista.
En 2002 se aprueba la ley de autonomía del paciente, que reconoce los derechos a la información y la autonomía del paciente, empezamos a pasar de ‘si no quieres te vas’ a, si no quieres, hay otras posibilidades para ayudarte a tener una buena muerte”, declaró la doctora en Medicina y profesora de Bioética de la UPV/EHU. Y añadió: “Esta ley desarrolla las voluntades anticipadas y tendría que atender también a las personas con enfermedad mental, tengan capacidad para decidir por sí solas o no, habrá que ver cómo”.
«Paralelamente a los derechos de los pacientes aparecen los derechos al final de la vida. Paralelamente también los cuidados paliativos, como derecho, no como un favor. La eutanasia, es decir, la posibilidad de pedir ayuda a profesionales sanitarios pasa a formar parte de los derechos individuales, no solo despenaliza el homicidio por compasión: regula lo requisitos, el procedimiento y los controles, cómo ejecutarla, permite la objeción de conciencia y exonera de responsabilidad. El texto legal no nombra el suicidio, habla de ayuda para morir administrando el medicamente legal o autoadministrándoselo, siempre en presencia del personal sanitario», aclaró la doctora Marijuán.
En su artículo 5, la LORE plantea supuestos y especifica todos los requisitos y garantías necesarios para poder recibir la prestación de ayuda para morir. Así, es igual para todos los españoles o residentes legales en España, tanto en el sistema público como en el privado. Para acogerse a ella hay que ser mayor de edad y actuar sin presiones externas, además de disponer por escrito de información sobre su proceso de atención médica y alternativas, además de haber formulado por escrito dos solicitudes con un intervalo de 15 días y sufrir una enfermedad grave con un sufrimiento insoportable. Por supuesto, prestar consentimiento informado.
«Jamás, no se puede, es ilegal, pedir la eutanasia para otra persona», recalcó Mabel Marijuán. Ya fuera de tiempo ante la avalancha de preguntas, remitió la resolución de algunas dudas al Manual de buenas prácticas en eutanasia del Ministerio de Sanidad.
5 escenarios
«El miedo a la muerte lo tiene todo el mundo, pero más que miedo a la muerte misma es miedo al tránsito», afirmó citando a Gabriel García Márquez. «Y morirse se ha convertido en un camino largo, duro y lleno de incertidumbres», añadió, insistiendo al personal sanitario en que «hay que bajarse del pedestal, porque la mayoría respetamos las decisiones del enfermo o de la familia cuando coinciden con las nuestras».
Sedación paliativa, eutanasia, suicidio asistido, rechazo al tratamiento y adecuación (limitación) del esfuerzo terapéutico son algunos de los escenarios que podemos encontrarnos cuando una persona llega al final de su vida. Las diferencias entre sí y sus características fueron expuestas por Alberto Meléndez, médico de familia, máster en medicina paliativa y presidente de Arinduz-Sociedad de Cuidados Paliativos de Euskadi. «Descender el nivel de consciencia no es lo mismo que suprimir la vida biológica. No estamos provocando la muerte, la muerte está llegando. Forma parte de una buena atención. Es una buena praxis. No se debe confundir sedación con eutanasia», aclaró, para concluir diciendo que se precisa más formación profesional, más formación humana para tener la posibilidad de servir de alivio al sufrimiento en los últimos días.