Por qué es beneficioso prestar apoyo domiciliario a las personas con trastorno mental severo
«Nuestro modelo de atención se extiende a todos los ámbitos en los que una persona con enfermedad mental grave necesita ayuda; buscamos normalizar la vida en la comunidad y, desde hace más de dos años, también normalizarla en algunos domicilios susceptibles de intervención. Porque la afectación importa a múltiples áreas», explicaba Vicente Hueso, coordinador de los equipos de atención de los Centros de Rehabilitación Psicosocial. Hueso, junto con la también psicóloga clínica Deiene Gallastegi, la trabajadora social Lorea Montoya y la terapeuta ocupacional Maialen Pérez, presentó en sesión clínica el programa de intervención domiciliaria que desarrolla Aita Menni desde los CRPS de Donostia, Arrasate, Beasain e Irún.
Se habló reiteradamente de coordinación interna de los profesionales de los equipos y también de coordinación externa: con la familia, los centros de salud mental, servicios sociales de base, la Diputación Foral de Gipuzkoa -que es titular de los CRPS-, y con otras entidades y recursos de la comunidad. Entre las personas asistentes a la sesión, se encontraban Arantza Ayarza, responsable de la sección de Salud Mental y Área Sociosanitaria de la Diputación de Gipuzkoa; Eukene Zapiain, trabajadora social del Servicio de Programas y Gestión del Departamento de Servicios Sociales de la DFG; y varios profesionales de la Red de Salud Mental de Guipúzcoa. Desde el CSM de Amara: Juan Carlos Irurzun, jefe de Unidad de Gestión Clínica en Trastorno Mental Grave; Juan Manuel Alonso, psiquiatra; Mercedes Andueza, DUE; y Maite Bastida, adjunta de Enfermería de la RSMG. Del CSM de Andoain asistieron Mª Jose Sakara, psiquiatra, y Mercedes Arsuaga, enfermera. El CSM de Arrasate estuvo representado por el psiquiatra Juan Manuel Jiménez y por la psicóloga Saioa Aspiazu, entre otros profesionales.
El apoyo domiciliario a personas con trastorno mental severo (TMS) responde pues a nuestro modelo atención comunitaria y lo desarrollamos desde el mayor respeto posible a la voluntad de las personas usuarias, que a menudo ponen pegas de entrada. Su oposición inicial se debe a diversas razones, desde una nula conciencia del problema a cierto rechazo a incrementar su autonomía, a que consideran la intervención en la vivienda como invasiva, etc. Las familias suelen mostrar reticencias, por miedo a la invasión de la intimidad, sobreprotección hacia la persona enferma, temor ante una recidiva, por la novedad, por mantener roles inflexibles…
Sin embargo, una vez en marcha, son necesarias pocas sesiones para observar una evolución favorable. Sirva esta nota de agradecimiento de una de las familias, que a continuación trascribimos de forma literal, para ver cómo influye la intervención en el entorno familiar: «Agradecer la inmensa ayuda que ha supuesto la intervención en el hogar. De tener una casa desordenada, a tenerla limpia y recogida. Al limpiar y motivados por la nueva responsabilidad, los roles de vida, responsabilidades, etc. han cambiado como la convivencia para bien. Decir también que aun siendo pocas las visitas que hemos tenido,a muy poco tiempo hemos cogido cariño al equipo que ha intervenido y agradecemos de verdad sus intenciones».
El programa y su desarrollo
Tras más de dos años de intervención domiciliaria realizada en personas usuarias adscritas a nuestros CRPS, Aita Menni propuso a la DFG iniciar un programa de intervención domiciliaria dirigido a personas con TMS que, no estando inscritas en programa de CRPS pudieran necesitar el apoyo en el hogar. Una vez aprobado y dotado económicamente, el proyecto se inició en noviembre del año pasado. En la actualidad son 12 casos los que se benefician del mismo, el 40% de las personas atendidas son mujeres y el 60%, hombres. La media de edad es de 43 años, siendo la más joven de 22 años y la mayor de 67. El diagnóstico corresponde a trastornos del espectro psicótico, trastornos afectivos, trastorno bipolar y trastorno paranoide y límite, casi siempre acompañados del consumo de sustancias tóxicas. Una de cada cuatro de estas personas vive sola, el 58% con su familia de origen y el 17% con su propia familia.
Entre las situaciones detectadas cabe destacar la presencia de dos menores en posible riesgo. En muchos de los casos se han hallado déficits en área de autocuidado (incumplimiento del tratamiento farmacológico, cuidado personal y alimentación…), dificultades para gestión del hogar (limpieza y orden del hogar), dificultades en manejo y gestión del dinero, aislamiento social, estilo de comunicación familiar inadecuada, desconocimiento de la enfermedad por parte de los familiares, presencia de enfermedad mental en otros miembros de la familia.
Por qué y cómo lo hacemos
Propiciar que la persona con TMS se mantenga en su domicilio, evitando o retrasando, en la medida de lo posible, entornos hospitalarios o residenciales; potenciar las capacidades personales de cada de estas personas para lograr un desempeño autónomo y funcional en su propio domicilio y entorno natural; ofrecer información, apoyo y orientación a la familia y personas cuidadoras en la resolución de problemas de convivencia, y reducir sobrecarga familiar son los objetivos de este programa de apoyo domiciliario.
La intervención psicológica se centra en el seguimiento del estado clínico de la persona usuaria, con intervención específica en habilidades de afrontamiento, psicoeducación e intervención familiar (orientación y apoyo psicológico a persona usuaria y familia). Por su parte, la intervención en el área de terapia ocupacional y educadora valora y entrena la autonomía en las actividades de la vida diaria básicas e instrumentales: manejo y gestión económica, manejo cuidado del hogar, aseo y vestido, ocio y tiempo libre, movilidad en la comunidad. Las terapeutas utilizan la técnica del modelado: mediante la observación, la persona con enfermedad mental aprende la conducta de quien le está enseñando. El área de trabajo social se encarga de la coordinación con los diferentes dispositivos/agentes que participan en el apoyo a la persona usuaria.
En conclusión
Al fin de la exposición, a modo de conclusión, el equipo terapéutico subrayó que el modelo de atención a las personas con trastorno mental grave de Aita Menni camina en esta dirección porque:
- El apoyo domiciliario forma parte de nuestro modelo de referencia para la atención de las personas con un trastorno mental severo.
- Hemos constatado resultados positivos en todas las intervenciones realizadas.
- La intervención se llega a vivir con normalidad entre las personas usuarias.
- Consideramos que merece la pena insistir cuando creemos que se ha de intervenir por tratarse de situaciones límite.
- El programa confirma la necesidad de crear equipos de intervención en la comunidad.
- La coordinación entre todos los agentes resulta fundamental.
El modelo es ambicioso. El coloquio que sucedió a la presentación resultó muy interesante. Los profesionales que participaron felicitaron al equipo por sus logros y se mostraron de acuerdo en que el cambio de orientación supondrá a la larga una manera de reorganizar los recursos diferente. Coincidieron en que la entrada al domicilio ofrece una visión más amplia de lo que está ocurriendo en la vida de la persona a la que estamos prestando nuestro servicio. También en que genera cierta desazón franquear la puerta de las viviendas, porque «no sabemos qué nos vamos a encontrar». Por esto y por otras muchas razones, «hay que ir de la mano», insistieron. La coordinación es fundamental.
Sin duda, ha merecido la pena superar las dificultades iniciales y desarrollar la intervención en los hogares.
* Foto: Arantza Ayarza, responsable de la sección de Salud Mental y Área Sociosanitaria de la DFG, en un momento del coloquio.