Abordaje en la discapacidad intelectual, trastorno mental y del comportamiento
Dos de las psicólogas del área de Discapacidad Intelectual y Autismo del Hospital Aita Menni acaban de impartir un curso de formación para auxiliares de enfermería y técnicos de integración social del Instituto Foral de Asistencia Social de Bizkaia (IFAS) que trabajan con personas con discapacidad intelectual, trastorno mental y trastornos del comportamiento.
Bajo el título ‘Abordaje en la discapacidad intelectual, trastorno mental y del comportamiento’, la formación, de 30 horas en total, ha sido impartida por la Macarena Aspiunza, psicóloga general sanitaria y forense, y por Leire Zamora, psicóloga general sanitaria. Las clases se han distribuido en tres grupos (para evitar juntar a más de 15 participantes por las restricciones del covid y debido a cuestiones de organización interna), que han recibido 10 horas de formación cada uno.
Complejidad del diagnóstico dual
El contenido del curso tiene que ver con el abordaje de casos con diagnostico dual, esto es, la aparición de la enfermedad mental en el ámbito de la discapacidad intelectual (DI). El IFAS ha solicitado a nuestro Hospital esta formación ante las dificultades de manejo de casos complejos en los que resulta frecuente la presencia de alteraciones de conducta.
La discapacidad intelectual es una entidad que afecta al 1,5 de la población y se expresa no solo en relación a un coeficiente intelectual por debajo de la media, sino en la relación con el entorno. Depende tanto de la propia persona como de las barreras u obstáculos que tiene alrededor.
Entre el 20 y 35% de estas personas presentan conjuntamente alteraciones psiquiátricas, lo cual complejiza la intervención. El trastorno mental aparece debido a factores biológicos (alteración en la estructura del lóbulo frontal, fenotipos comportamentales, epilepsia, etc.), factores psicológicos (falta de estrategias de afrontamiento, intolerancia a los cambios, rechazo social y baja autoestima…) y a factores ambientales (problemas de relación familiar, abusos o acontecimientos vitales como un duelo o adopción).
Trabajar desde los apoyos
Nuestras psicólogas incidieron en la necesidad de trabajar desde los apoyos para lograr que estas personas puedan marcarse metas, y que puedan conseguirlas sacando partido a sus puntos fuertes, poniendo en marcha mecanismos para alcanzarlas. Macarena Aspiunza y Leire Zamora concretamente se refirieron a la metodología del Apoyo Conductual Positivo (ACP), que se basa en valores centrados en el respeto a la dignidad de la persona, independientemente de su capacidad de comprensión de la naturaleza y gravedad de sus conductas problemáticas. El objetivo de este modelo de intervención, que debe aplicarse en el marco de la Planificación Centrada en la Persona, es lograr una buena calidad de vida para estas personas, aspecto que incluye su participación en la sociedad.
¿Qué podemos hacer? El primer paso es aprender a detectar los pródromos, a observar síntomas, signos, indicadores conductuales que anuncian la presencia de un trastorno psiquiátrico, y qué correlato existe entre dichos signos, las implicaciones que tiene a nivel cognitivo, fisiológico, emocional o comportamental. De cara a la intervención del personal de apoyo directo es importante tener en cuenta los siguientes objetivos:
- Prevenir situaciones que expongan a la persona a un desarrollo de problemas de salud mental.
- Detectar el problema de conducta o posible problema psicopatológico.
- Informar al equipo para que los técnicos valoren, y desarrollen planes de intervención si fuese necesario.
- Obtener información complementaria de la familia y cuidadores.
- Acompañar a la persona en el proceso.
La intervención incluye –además de ajustes en el entorno- una labor de psicoeducación para la persona afectada así como para sus familiares y cuidadores. La persona con DI también recibirá pautas de forma comprensible para aprender a manejar, por ejemplo, los trastornos de la ansiedad o, si fuera el caso, a convivir con el trastorno obsesivo compulsivo o la psicosis.
Alteraciones de conducta en la discapacidad intelectual
La segunda parte del curso se centró en el abordaje de los problemas comportamentales. La conducta comunica, y tiene una función y finalidad especificas –explicaron nuestras expertas-; muchas de estas personas “no han aprendido formas alternativas para expresar sus deseos, emociones o necesidades, por lo que su única vía de comunicación es a través de dicha conducta problemática”. Para saber qué nos está diciendo la persona, debemos analizar su comportamiento teniendo en cuenta el contexto y sus antecedentes para conseguir averiguar el por qué o para qué de una determinada conducta o forma de proceder.
Para terminar, y antes de abordar las dificultades de manejo conductual más habituales que se dan en los centros de los profesionales asistentes al curso, se expusieron algunas técnicas de modificación de conducta.