Volviendo a los años 60
Si hay algo que nos gusta en la Residencia de personas mayores Txurdinagabarri de Bilbao es bailar y disfrazarnos, y por ello, el Carnaval es una de nuestras fiestas favoritas.
El pasado 20 de febrero, organizamos una gran fiesta de Carnaval para las personas mayores residentes y sus familias, con música en directo y mucho, mucho color.
El tema que elegimos este año es el de los hippies y los años 60. Durante las semanas anteriores, estuvimos preparando en las actividades de manualidades los elementos que iba a componer el disfraz: chaleco de flecos y cinta para el pelo. El chaleco iba adornado con flores y símbolos de la paz, que coloreamos a mano con mucha paciencia, y luego cada residente añadió adornos de su cosecha: collares, gafas, etc.
La fiesta dio comienzo con una merienda, en la que no podía faltar la típica tostada de carnaval, hecha con mucho cariño por el personal de cocina de nuestra Residencia.
Tampoco podía faltar la clásica furgoneta hippie decorada de la misma manera, con mucho colorido y flores, y que nos llevó hasta el salón de la planta baja, donde el músico y cantante Koldo tenía preparado su equipo para ofrecernos una tarde de diversión y alegría.
El salón estaba decorado también con motivos de flores y pacifistas, todo lleno de colores. Y casi se nos queda pequeño ante la enorme asistencia de familiares, pese a que era un día entre semana.
Koldo fue desgranando un repertorio variado con canciones de épocas diversas: desde tangos hasta pasodobles, desde el himno antiguo del Athletic hasta el más reciente «Despacito», no hay nada que se le resista a nuestro músico, que además es único haciendo que la gente baile y animando la fiesta. Contó con la colaboración de un grupo de chicas y chicos de Begoñazpi, participantes en el programa de intercambio generacional, que se encargaron de sacar a bailar a nuestras personas mayores e incluso se animaron con alguna coreografía conjunta que fue muy aplaudida.
Poco a poco se fue caldeando el ambiente y prácticamente todo el mundo se echó unos bailes. Y el que no, se enganchó en alguna de las cadenetas que recorrieron el salón: bailando o incluso en silla de ruedas, todas y todos nos sumamos.
(Se requieren claves de acceso como familiar de la Residencia Txurdinagabarri)